Hoy celebran Carnaval en el colegio y a las niñas les está permitido ir disfrazadas. Siendo un colegio de féminas, es lógico que haya muuuuuchas, muchísimas princesas de las más variadas especies y estilos. Mi hija no iba a ser menos y tenía clarísimo que quería ser su personaje favorito, Rapunzel. Bueno, no me vuelve loca la idea porque hubiera preferido salirnos del patrón con algo menos principesco, pero, teniendo en cuenta la falta de tiempo y que mi máquina de coser sigue confinada en una caja, me valía por esta vez la elección... Sí, ya, ya sé que es la niña la que se viste y que yo no tengo vela en ese entierro... pero a veces las mamas tenemos ideas geniales y únicas que ellas acaban disfrutando aún más.
Bien, pues para Rapunzel teníamos unos vestidos preciosos que le regaló mi hermana cuando la visitamos en San Diego en las Navidades del 2013. Margui se decantó por el vestido morado porque es muy especial para ella: con él cumplió su sueño de ir a Disney.
Sin embargo, yo tenía la necesidad tremenda de hacer algo... de darle un toque casero y manual al disfraz... Y por suerte, a Margui le gusta mucho que le haga cosas y estuvo de acuerdo en que le hiciera una trenza laaaaaarga de lana. La idea no es mía sino que seguí un tutorial muy sencillo que tenía guardado. Decidí que la trenza tenía que ser del color de su pelo y nada de rubio chillón por mucho que nos desviáramos de la Rapunzel original. Al final, por 3 euros teníamos una trenza preciosa, con flores del fieltro pegaditas, y rematamos con flores y horquillas que teníamos en casa.
Ha sido un éxito y todas las niñas admiraban el pelo de mi Margui. Ella tímida y algo avergonzada por la expectación que causaba su trenza, estaba feliz. De eso se trata.